viernes, 30 de julio de 2010

Eran principios del verano,las primeras tormentas nocturnas me tenían embobada cada noche en la ventana desde que llegué,atenta a cada luz reflejada entre espasmos,envuelta en esa sensación de vacío cuando miras al cielo y eres consciente de lo inmenso que es.Luego la gente me pregunta qué tiene para mí de enigmático el cielo,para quedarme observando,tan quieta y en silencio como excepción diaria.
...

Me sorprendí a mi misma bajo aquel cielo raso,cuyo gris amenazaba desde bien entrada la mañana.
Salí a la calle,lista por primera vez sin demasiadas preocupaciones,deseando que el tiempo me acompañara, y así fue.Caminaba de vuelta a casa cuando pequeñas gotas empezaron a abrigarse juntas en mi camiseta.El ritmo creció sin cesar y el calor que me sofocaba,parecía tener poco futuro.Me vi allí parada en la esquina sintiendo el llanto frío de la atmósfera sobre mi piel,empapándome entera,miré hacia arriba y busqué la forma que dibuja cada gota en el cielo y sin poder evitarlo sonreí como una tonta,mi pequeño momento de felicidad.

1 comentario:

  1. Es una gran virtud saber disfrutar de los pequeños momentos, placeres.

    Besos.

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