miércoles, 2 de marzo de 2011
Tengo que buscar la caja donde guardé mis antiguas puntas de ballet,tengo miedo de que desde que mi antigua habitación se ha convertido en el cuarto de los trastos en mi verdadera casa ( gracias mamá) acaben extraviándose,una minúscula malla rosa,mi primera malla talla 5-6 años y las posteriores,una negra y una blanca,unos 500 pares de medias,un par de zapatillas,medio millón de horquillas siempre insuficientes y una larga melena por recoger,los calentamientos,los ejercicios de barra,los de suelo y los de centro.Éramos dos crías que formábamos un todo,no nos concebían separadas,yo recogía el pelo de María en un moño antes de clase mientras ella me contaba no recuerdo el qué y como cada viernes a las seis comenzábamos y ya sobre las 20hs los pequeños se iban y nos tocaba sesión de puntas con Beba hasta las 21hs,me encantaban aquellas conversaciones a tres y la manera en la que la década y media que nos separaba de ella se ausentaba durante aquellas horas,cuando daban las nueve me sentía instantáneamente relajada,era el fin de la jornada,la semana de inquietante estrés se rendía ante los viernes con Beba,nos había visto crecer.Yo nunca prestaba especial atención a la música,ya memorizada, si no a su ritmo,la búsqueda de una ejecución perfecta podía volverte loca,recuerdo con especial satisfacción mi primer piruet,el punto de equilibrio y los llantos que me costó con la Rotenmeyer que teníamos el resto de semana de profesora,llamémosla por cortesía la señora B ,la jefa suprema y directora del conservatorio,la odié y la admiré a partes iguales, y sin embargo llegaba el viernes y dábamos clase en el deprimente aula de canto junto al piano de cola y todo se volvía relajado y dulce.La gente no se hace una idea de que es realmente el ballet, se imaginan niñas cursis conteniendo la respiración, vestidas de mallas de algodón,música clásica sumamente aburrida y el paso marcado por una estricta profesora,no se alejan del todo,pero no es para nada como te lo cuentan,tiene una parte increíble que no creo que supiera realmente transmitir,cada actuación,perder la vista entre el público sin mirar a nadie en concreto,momentos entre bambalinas,los cambios de vestuario,maquillaje,el caos de los ensayos previos y ver a la cliclotímica de mi profesora(jefa suprema) en acción,la resina para las zapatillas para evitar resbalones y los cegadores focos,los apretados camerinos,las miradas entre María y yo como confidentes,en cada escenario,en cada clase de Clásico,nuestras caras de dormidas los sábados por la mañana en clase de Contemporáneo,odiábamos profundamente los sábados,pero en el fondo volvería a ello,era la base de lo estricto,es algo así como el entrenamiento de los soldados pero con Tchaikovsky y con una desquiciada retirada bailarina de 50 tacos dirigiéndote a gritos en vez del sargento Hartman de La chaqueta metálica,pero que a los efectos era más o menos lo mismo.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario