lunes, 22 de agosto de 2011
Las previsiones meteorológicas confirmaban una importante tormenta eléctrica para el domingo.Tras una tarde bastante gris aunque tranquila,al caer la noche la luz decidió abandonarnos y la fina lluvia acrecentó su ritmo,en pocos minutos el cielo estaba oscuro y comenzó la sinfonía.Desde el último piso del edificio y tras el cristal previo al balcón observábamos atónitos como los relámpagos se sucedían frenéticamente cada dos o 3 segundos,iluminando el cielo,devolviéndonos al día por unos instantes junto al majestuoso estruendo de los truenos.Frases como "Mike,deberíamos bajar al refugio,la cosa está cada vez peor y allí estaremos a salvo"(voz de sheriff americano) se alternaban entre risas,salpicando nuestra emoción por las tormentas,mientras pegábamos la cara al cristal. A. cogió su teléfono de última generación y comprobó una vez más la previsión,la imagen del satélite nos situaba bajo el foco amarillo de la tormenta.El cielo no cesaba en hacerse notar,la lluvia se convirtió en granizo,la calle parecía querer inundarse y la "autóctonas" palmeras de la acera de enfrente se sentían como en casa.Unos cuántos vecinos de calle asomaban desde el edificio de enfrente,la cosa se estaba poniendo cada vez peor,último piso y unas vistas excepcionales.Allí estábamos sumidos en aquella emoción infantil,frente a los tejados,con la única iluminación espasmódica del cielo haciéndonos reflexionar una vez más sobre lo primitivo que es el ser humano ante la naturaleza.
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