Galicia.

DICIEMBRE.

Donde están los días grises,oscuros,las lluvias torrenciales que agradeces empapen tu piel en uno de esos días de invierno en que te paras en medio de la calle mirando al cielo como una tonta tras un(os) día(s) de bloqueo,esos gestos del cielo para que valores lo que hay.Madrid no huele a absolutamente nada,os lo dice una gallega con el olfato muy desarrollado,no huele a esa humedad,esa brisa,ese asfalto mojado y a esa niebla matutina desde la estación de trenes,esos domingos de tele y sofá esperando nochebuena con las 4 luces de colores del viejo y pequeño árbol,solo para que llegue el día de fin de año y no por salir no,si no por el momento justo a eso de las ocho pm,el preciso instante que depara el toque de timbre de tus tíos,mientras tu madre afincada en la cocina ella sola con ese olor a asado y especias inundando toda la casa hace y recibe llamadas telefónicas anuales que esperas nunca tener que coger,ese nerviosismo en el estómago,ese sentirte especial y no saber por qué.Hay rutinas que nunca llegan a parecerlo.Quiero aceras mojadas,paseos por el centro,el olor a gofres de la Calle del Príncipe,sentirme dueña de esta ciudad como una hija pródiga,dejarme envolver por esa nostalgia infantil y disfrutar de mi familia a la que anhelo durante todo el año en esta ciudad sin un olor al que aferrarme.


Yo solo quiero VIGO señores.No sé como he hecho para sentir que solo necesito un olor y una canción para recordarlo TODO cuando me apetezca.Hace mucho que dejé de renegar del sentimiento de nostalgia y ahora no hay quien pueda arrancar mis raíces por que están fuertemente atadas a lo largo y ancho de unos 600 km de la península dirección centro-noroeste.