domingo, 22 de agosto de 2010
Pongamos que hablo de Madrid
Recorríamos la Gran Vía, mientras te contaba un par de anécdotas con mi espasmosa gesticulación y nos reíamos vimos a ese tío tan gracioso que parecía haberse teletransportado desde la misma Jamaica,siempre con sus peculiares gafas,más propias de un recortable de una revista infantil que de su indumentaria rasta.Animaba la calle Preciados en pleno bullicio con su guitarra y voz en alto,yo me quejaba de lo agobiante que resultaba esa marabunda que parecía querer comernos a cada paso y tu te reías de mí diciéndome que espere a pleno mes de octubre.Llegamos al respiradero subterráneo del metro,que nos traicionó un par de veces intentando despojarnos de nuestras camisetas con cada corriente y vimos a esa mini Marilyn de 5 años haciendo gala de sus shorts rosas orgullosa bailando sobre la rejilla.Continuamos hasta Sol donde a menudo se abarrotan los figurantes esos vestidos de personajes Disney en su versión más cutre vendiendo globos y te comento el pánico que les tengo,parecen estar conspirando y veo malas miradas en sus ojos abotonados,me generan una tremenda desconfianza.Esquivamos todas esas tentativas de recogidas de firmas,panfletos y empiezo a tararear Love de John Lennon y lanzo al aire la pregunta que lleva turbándome gran parte del día,¿Por que la gente adora a Yoko Ono?,personalmente le tengo especial manía,La viuda profesional la llaman,y hay gente que la adora,tu me apoyas,la acusamos de su parte más interesada y de su influencia en la separación de The Beatles así como de las malas vibraciones que me trae su imagen y nos perdemos en el metro una tarde más,se nos ha hecho tarde,otra tarde-noche por Madrid.Lo cierto es que aunque necesite casi un croquis para no perderme,podría acostumbrarme a esto y la incertidumbre me mata.
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