jueves, 24 de junio de 2010

Siempre ha sido la misma,de pequeña decían a escondidas que era muy madura y a la vez extremadamente sensible,era resuelta en muchos aspectos y dependiente en los más humanos,creativa,toda imaginación,una actriz de los domingos de primera,con mal despertar, cabezota y un poco bicho,odiaba los lunes y odiaba la parte gris de lo que le tocaba cada día,odiaba la rutina y la falta de libertad pero era pequeña,no podía hacer demasiado y se resignaba con tristeza.A pesar de lo despierto y extrovertido de su carácter no conseguía encajar entre los demás niños de su clase,ella llevaba varios quilómetros recorridos inconscientemente y crecía a pasos agigantados,formando sus primeras convicciones inamovibles,mientras seguía conservando su inocencia intacta.De un día para otro algo se quebró.Un buen día Mussolini fue desterrado de su hogar,fue entonces cuando ella ya una adolescente comprendió quien era ese hombre al que tanto admiraba de pequeña y que ahora le desconcertaba conocer.Años más tarde y unas cuantas conversaciones después se dio cuenta de que el microclima en el que habían vivido no era lo natural.Lo vio todo desde la perspectiva ya de una mujer casi adulta,pero que siempre conservaría esa niña en su interior y empezó a disfrutar de lo que se le había privado tanto,nunca presa de desmadres ni actos de rebeldía,nunca los usaba como arma,nunca tuvo esa necesidad,entonces comenzó a sentirse en un mundo algo más lógico y común.Las cosas no eran,ni tenían por que ser como a ella se las habían pintado,ni tan aparentemente felices,ni tan dictatoriales.Se preguntó demasiadas veces por que ellos vivieron esa etapa de poder intolerante,ahora conocedores de la libertad natural,del disfrute de los pequeños caprichos.Por que a ella le había tocado ese peculiar y desequilibrado individuo como padre y controlador de vidas.Hoy,hablando con su madre y con su hermano,no recuerda una infancia amarga por que es consciente de que hay gente que lo pasa realmente mal en otros términos,consiguen reírse de ese pasado,por que tienen el presente como seguro de vida y el tener que recordarlo en ocasiones es más fácil en compañía de una buena excusa,la locura genética.El comandante aprendió lo que era perderlo todo pero continuaba intentando hacer infligir su ya escaso poder,las normas del juego habían cambiado y siguió llevando su clase de vida particular,perdiéndose grandes cosas,momentos que como ser solitario que era,nunca iba a conocer,detalles de sus hijos que nunca iban a compartir con él,no le guardan rencor por que siempre han demostrado ser grandes personas pero cuya relación con él es a día de hoy de lo más paralela al mundo real.Los que la conocen,dicen que a los rasgos de su infancia se le suman los circunstanciales,de carácter pero diplomático,nunca se ha cerrado a los demás por que su vena filantrópica la convence de que no lo haga,su carácter extrovertido continúa vivo,entregando lo mejor de sí misma incondicionalmente pero sujeta a cierta intransigencia ante las heridas,trazos que según su madre la definen ante cualquiera que tenga dos ojos mínimamente observadores.
Allí donde ella mira hay más moraleja que cuento.

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