Esa es la diferencia entre Isabel Coixet y Sofía Coppola,me parece casi insultante compararlas pero esa es precisamente la diferencia,emocionarte con algo que nunca te ha entusiasmado desde la tristeza,la humanidad de la soledad retratada.La cultura asiática nunca me ha atraído,de hecho a menudo sentía cierto... no desprecio,ya os diré cuando encuentre la palabra exacta,pero si cierta indiferencia hacia esa cultura y más por el contraefecto de los frikis de todo aquello oriental entre los que me he visto rodeada.El asunto es,como se puede dar dos visiones totalmente diferentes de algo que en teoría no te entusiasma y quedarte con la visión aparentemente real y acogedora del mundo,cuando la evasión la encuentras en la observación pausada de la realidad de la rutina mundial.Esa es Ella.
Llevo 18 horas de hibernación por decirlo de alguna manera,he acabado los exámenes y siento que mi cuerpo se hunde en el colchón.Que el mundo se pare,que yo me bajo.Estoy exhausta de absolutamente todo,incluso de mí,no me apetece ni plantearme ni enfrentar nada,solo entrar en un paréntesis no permitido.Será enero que se despide y que el frío ha tardado en llegar y esa visión desacelerada del mundo.No se trata de ninguna clase de depresión invernal,todo lo contrario,quizá alguien entienda a lo que me refiero.Me quedaría aquí en esta habitación,viendo todas las producciones de Sofía Coppola de la primera a la última,sintiéndome respaldada.
Una visión de nosotros mismos en una cultura ajena,esa sensación que te abordó en el tren de que te perderías en aquel camino helado por voluntad propia o en esa habitación de hotel,donde la rutina no existe y puedes estar al margen de los minutos en un período incontable,donde no tomar decisiones.La soledad nunca ha sido una extraña.Tras quejarnos de lo solos que estamos solo anhelamos Soledad.Y todo se pausa en el fotograma exacto en el que expiramos y nuestra mirada se queda en un punto fijo.