Este aroma en el aire como a fruta en verano,que no sé de donde viene, acabar descubriéndome en mi propia piel.


Me encanta el olor de nuestra propia piel,cada persona tiene una fragancia,un perfume único como nosotros,digno de las ansias del gran Grenouille.Habitualmente llevamos un perfume artificial,creado en un laboratorio con las más exquisitas fragancias de flores,notas frutales, maderas y especias,un aroma con el que nos sentimos identificados,unos más dulces,otros más frescos,pero a veces olvidamos que todos tenemos un aroma propio y natural que solo perciben los demás ya que nuestro olfato está acostumbrado a él,un aroma por el que se nos reconoce en las distancias cercanas,impregnando nuestras sábanas de él,un olor irreemplazable sorprendentemente agradable.

Personalmente soy bastante sensitiva,todo lo observo,todo lo siento de cerca y aunque un buen perfume es super agradable en una persona,a veces se obvia nuestra fragancia natural y el poder de su atractivo,el olor de nuestra piel,un cóctel para los sentidos cuando se mezcla con otros elementos externos como el olor a mar cuando venimos de la playa,una mezcla de sal y cálida arena que se retiene en nuestra piel,oler de cerca,muy cerca,un placer.


Hay días que olemos a fruta,a fruta fresca y otros días a brisa,siéntelo.

Olor a velas,a sol,a brisa fresca jugando entre las cortinas,noche de San Isidro,fuegos artificiales en El Retiro, Luciano Pavarotti invade la habitación,llévame a Italia,días de sol y aroma a verano.

Hoy Madrid se viste bonito.