viernes, 28 de enero de 2011

Un desayuno y una conversación a tres después sobre los valores de una familia disfuncional bastaron para darme cuenta de que el corazón de un tirano nunca muere,ni si quiera cuando su poder se ve debilitado,tan solo se congela,listo para volver a la represión a la mínima oportunidad.

El gran dictador ha vuelto.

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